—¿Por qué quisiste entrar aquí?
—Por su aura antigua y olvidada, porque es un lugar muy interesante. Apenas lo he recorrido tres veces, y cada vez me he llevado una sorpresa. Sé que esta no será la excepción.
—¿Qué has encontrado cuando vienes?
—La primera vez fue una lupa para ver a los insectos con más detalle, e incluía una guía para saber qué insecto observaba. La segunda fue un mapa de los eventos catastróficos más grandes de la historia. La tercera ocasión fue un libro de los tipos de felinos que existen en India, documentados de manera independiente, aunque no escrito por quien guardaba el libro, sino como solo parte de su colección.
—Ya veo... ¿Tus padres no te han dicho algo?
—No. Les dije que yo me encargaba de la parte de arriba. Aún tienen que arreglar muchas partes de la casa antes de seguir, pero no les he dicho de esta pequeña mina de oro. Pienso que no les importará, pues mis hallazgos no les causan problemas. ¿Cuándo el conocimiento ha importunado?
—Según la historia, todo el tiempo.
—Sí, tienes razón... Todo esto es algo que en su tiempo causó problemas. Solo mira esa katana allá en la pared. Ni siquiera me he atrevido a tocarla, pero parece muy vieja.
—Seguro que todo valdrá una buena suma. ¿Cómo dices que encontraste esta habitación?
—Cuando colocaba mis marcos en la pared noté que la textura de una parte cambiaba, y resulta que esa parte de la pared era corrediza, y henos aquí. Desde fuera no se nota esta extensión. Después de observar un rato la casa, me di cuenta de que fue hecha con las proporciones y perspectiva adecuada para que pasara desapercibida.
—¿Este lugar no quería ser encontrado?
—Tal vez solo esperaba ser encontrado por la persona indicada.
—¿Cuánto tiempo habrá pasado?
—¿Cien años?
—¡Un siglo!